martes, 8 de junio de 2010

Capítulo siete.


Lo abrí al azar. Página 48. ¡Qué casualidad! Mi número favorito. Le hecho un vistazo. Ya me acuerdo, aquello lo escribí cuando conocí a Paulette y a Julie. Empiezo a leer.


"Paulette y Julie se pasaban horas frente al espejo...
Carmín rojo, camisas blancas de seda, pantalones estrechos negros de cuero, y que no se las olvidase los zapatos de tacón color beis de ante que les regalé en mi viaje a las Islas Caimán el verano pasado.
Miraban la hora una y otra vez el tiempo se les pasaba muy lento, como si un segundo fuese un minuto para ellas...
Paulette saco de su cajón un paquete de Lucky Strike y cogió un cigarrillo para ella y otro para Julie...se lo fumaron dejando la marca de sus labios rojos en el filtro.
Paulette sentía algo por dentro que no la dejaba de incordiar, y la dijo a Julie:
-Julie, espero que hoy se nos de bastante bien, tenemos que pagar el alquiler de la casa y no tenemos dinero pero hay algo mas que quiero contarte.
-Dime.
-Creo que me estoy enamorando.
-Eso no es nada malo. Pero, ¿como lo sabes?
-Siento que necesito verle, que no pasa ni un segundo sin que piense en el, y lo peor no es eso...lo peor de todo esto es que el solo me ve como lo que soy, una señorita de compañia, asi si mas, no me quiere...
-Solo te diré una cosa Paulette, esto me lo dijo Jannet hace mucho tiempo cuando estabamos viendo la pelicula de Million Dollar Baby y dice asi; "hay magia cuando sigues luchando mas allá de tu resistencia. La magia de darlo todo por un sueño que nadie mas ve a parte de ti." Creo que con esto te digo todo, y apaga ya el cigarrillo que vamos a llegar tarde a nuestro burdel."


Bellos recuerdos.

domingo, 6 de junio de 2010

Capítulo seis.


Y de pronto me despertó un ruidoso ladrido de Holly. Ella nunca ladra, solo cuando hay tormenta. No la gustan, para ella son desagradables. Sin embargo a mi si me enorgullecen, esos colores oscuros y esos molestos ruidos son perfectos para pensar. Noche fría. Me destapé, moví mi pie derecho hasta destaparme. Como tía Carla estaba dormida, pensé que no estaría mal darme un paseo. Cogí mi abrigo gris, el que más abriga de todos, mi paquete de Marlboro y mi cuaderno de recuerdos, lo metí todo en mi mochila, la que me trajo Paulette en su viaje al Colorado y me marché sin hacer ruido. Una noche verdaderamente bonita. Caminé y caminé hasta que me quedé mirando una luz. Me llamaba la atención. Era el faro. Hacía mucho tiempo que no iba allí. Tomé prestada la barca de Brunno, el cartero y tomé rumbo al faro. El mar estaba calmado. Suaves olas chocaban delicadamente contra la barca. Me recordó a mi imaginario viaje a La India.

"Me gustaría ser feliz contigo...
Viajar a Calcuta, La India, y comernos a besos entra las hojas verdes de los grandes arboles de las selvas. Quererte y que me quieras como no lo hemos hecho nunca. Llorar de felicidad, bailar hasta que el cuerpo aguante, beber hasta perder el control, dejar la marca de mis labios rojos en tu cigarro como simbolo de amor, descalzarme en el sofa y hacer el amor juntos hasta la madrugada, ver el amanecer a tu lado y que me dijeses tantas cosas bonitas que me pusiese colorada de la verguenza. Me gustaría..."

Lindas emociones se me pasaban por la cabeza. Ya veía el faro. Me bajé de la barca, la moví con cuidado y la amarré a un poste. Se me mojaron los pies, el agua estaba helada.
Subí hasta arriba del todo. Aún estaban allí mis zapatos de charol. Me senté, me encendí un cigarro y volví a abrir el cuaderno.